jueves, 27 de septiembre de 2007

La Caná libanesa reivindica el primer milagro del Mesías (de "La Vanguardia")


Tomás Alcoverro 27/09/2007 - 17:09 horas

¿Quién visita Caná, cerca de Tiro, la Caná del milagro de la conversión de agua en vino, según sus habitantes y ciertos orientalistas? Hay tramos de la carretera reventados durante la guerra del verano del 2006 entre Hizbulah e Israel. A los pies de la colina de Der el Yereibe, con su modesto minarete azul cuya imagen se reprodujo en todo el mundo en aquel bombardeo que arrancó la vida a 29 vecinos, sobre todo niños, han dispuesto las lápidas de sus tumbas a flor de tierra con las fotografías de las víctimas. Y sobre sus nombres escribieron simplemente "mártir". Al otro extremo de la localidad de 18.000 habitantes, la mayoría musulmanes chiíes, construyeron otro pequeño cementerio con las sepulturas de mármol negro y blanco de aquellos que murieron en el ataque israelí de 1996, durante una operación militar de castigo denominada Uvas de la Ira. En diez años, Caná fue bombardeada dos veces, lo que la convirtió en una localidad mártir. Acompañando a mi viejo amigo Martiniano Pellegrino Roncaglia con su libro en la mano, In the footsteps of Jesus in Phenicia (siguiendo las huellas de Jesús en Fenicia), en el que relata los viajes del Mesías a los pueblos del sur del actual Líbano, visitamos el recinto de la ladera donde está la gruta donde los lugareños creen que se celebró la famosa boda del primer milagro de Jesús. Roncaglia, profesor italiano que ha vivido en Palestina, en Egipto, antes de establecerse en El Líbano como bibliotecario del "Orient Institute" alemán, llegó por primera vez a Caná en 1947, a lomos de un asno, con un grupo de orientalistas como Mikel Aviona, conservador de antigüedades israelí, para investigar sobre Caná.En aquel viaje evaluó las distancias, según los textos evangélicos, sobre las que se ha basado para reivindicar para Caná de Tiro la Caná del Jalil, el primer milagro hecho por Jesús de la conversión del agua en vino. De acuerdo con una antigua tradición que remonta al primer historiador de la iglesia, Eusebio de Cesárea y a San Jerónimo, una de las fuentes más fehacientes del Cristianismo, y según investigaciones geográficas y el cálculo de las distancias registradas en el Evangelio de San Juan, Roncaglia explica en su obra, escrita en inglés y traducida al árabe, que en el siglo octavo antes de Cristo, la Galilea se extendía hasta Sidón, Saida para los árabes, y que en estas tierras convivían judios, cananeos y otras poblaciones paganas.Considera su libro como una lanzada contra la petrifricada tradición en la que se había fijado la topografía de la Tierra Santa determinada por griegos y extranjeros occidentales peregrinos. El Mesías visitó la región litoral fenicia de Tiro y Sidón para aportar la buena nueva a las comunidades judías de un carácter más tolerante, alejándose de las provocaciones de los fariseos, gozando al mismo tiempo de un relajado ambiente de tranquilidad. Martiniano Pellegrino Roncaglia piensa que ya en aquella época la antigua tierra fenicia, ahora libanesa, era un conjunto de comunidades de diferentes estilos de vida y creencias, más cosmopolita.Cuando llegamos al pequeño pabellón donde se venden los billetes de entrada de este vacío recinto, el empleado, al reconocerle, exclama: "¡Doctor Roncaglia, necesitamos más ejemplares de su libro, que todos reclaman!". Mi bondadoso amigo se sienta bajo un emparrado para conversar con algunos aficionados locales de la historia de Caná. El milagro de la conversión del agua en vino, por el que los apóstoles reconocieron a Jesús como el Mesías, no tuvo lugar en la vecina gruta como pretenden los lugareños, porque no es suficientemente espaciosa para acoger a los numerosos invitados que además, según el evangelio, se reclinaban en triclinios. Y tampoco el bajorelieve esculpido en la roca, bautizado como "La novia", representa como suponen en el pueblo la escena nupcial, porque data, por lo menos de un siglo antes de Cristo.Fue en el año 28 de nuestra era cuando la Virgen, Jesús y un grupo de apóstoles fueron invitados a la famosa boda, donde María, al percatarse de que se había agotado el vino, ordenó a los criados que acercasen seis tinajas de agua al Mesías, que la convirtió en vino. El doctor Roncaglia explica bajo la sombra del emparrado, sorbiendo una tazita de café turco, que Jesús sintió simpatía por esta tierra en la que se encontraba a gusto y donde, en otra ocasión, curó a distancia al hijo del centurión. En el pedregoso terreno a los pies del monte Hermón, entre el pueblo libanés de Marjayún y el sirio de Banias, designó a su apóstol Simón como Pedro, sobre cuya piedra edificó su Iglesia. Y en la cumbre del mismo monte tuvo lugar la transfiguración de Jesús. No sólo Palestina, Israel, Egipto, Jordania y Siria son países de Tierra Santa, sino también Líbano. Cuando en 1995 Juan Pablo II viajó a esta tierra no visitó Caná, como esperaban sus habitantes, porque no podía pronunciarse sobre polémicas cuestiones arqueológicas. Pese a que es Kfar Kenna de Nazaret el lugar reconocido del primer milagro del Mesías, Caná el Jalil, cabe a Tiro, no renuncia a su ilusión.

No hay comentarios: